Sesión de coaching

Una de las cuestiones que todos los que se interesan en los procesos de coaching desde “fuera” suelen tener es como se desarrolla una sesión de coaching. Suele haber desconocimiento al respecto de todos aquellos que nunca han participado en un proceso o no se atreven a hacerlo por confundirlo con otras profesiones. Con este objetivo en mente, les presento una transcripción de una sesión.
Ejemplo de una sesión de coaching
Elena es un mujer muy ocupada de treinta y tantos años, tiene un trabajo de media jornada como consultora financiera y dos niños, Carlos, de cinco años, y Amaya, de siete. Su marido es un ejecutivo de una empresa de telecomunicaciones y viaja mucho durante la semana. Pasa casi todos los días entre semana fuera y los fines de semana aprovecha para quedarse en casa con su mujer y sus hijos.
Elena comenzó el coaching hace unas semanas. Lo primero que hizo fue realizar el cuestionario y diagrama de la rueda de la vida (otro proceso del coaching). Parte de la siguiente sesión se desarrolló como sigue:

Elena: He completado ‘la rueda de la vida’ y creo que ha sido muy interesante, especialmente cuando me encontré con el apartado de ‘yo misma’. No recuerdo cuándo fue la última vez que tuve tiempo para mí misma, sin contar cuándo hice algo para mí solamente.
Coach: ¿Hiciste también el cuestionario donde decía que había que elaborar una lista con las diez cosas que más absorben tus energías?
Elena: Sí, hay unas cuantas en esa lista, como el agobio que siento limpiando y ordenando las cosas de la casa, parece que nunca se acaba, o no ser capaz de tomarme un baño completo sin que alguno de los niños requiera mi atención, o cualquier otra cosa que lo interrumpa, o ver como no saco nada en limpio de mi trabajo, y eso sin contar con que me veo con exceso de peso.
Coach: Bueno, Elena, parece que hay bastantes temas en los que trabajar. ¿En cuál de ellos te gustaría concentrarte primero?
Elena: Creo que en mi peso, es algo en lo que pienso demasiado y siento que me quita muchas energías. Me siento gorda y no me gusto como estoy, no me siento bien conmigo misma en estos momentos.
Coach: ¿Cómo puedes convertir este asunto en manejable y que sea claro en el objetivo que buscas?
Elena: Quiero perder 12 kilos.
Coach: Puedes explicar esto de una manera positiva, por ejemplo: «quiero pesar X kilos»?
Elena: Sí, quiero pesar 65 kilos.
Coach: ¿Qué te gustaría conseguir hoy de esta sesión de coaching?
Elena: Me gustaría intentar y establecer un plan de acción que me permita lograr el peso que busco.
Coach: Visualiza por un momento cómo te verías a ti misma en tu peso ideal. ¿Qué pasa en esa imagen, qué observas en ella que te indique que alcanzarás tu peso ideal?
Elena: Me veo en una fiesta con un vestido negro corto que no he podido ponerme en los últimos tres o cuatro años.
Coach: ¿Y cómo te sientes?
Elena: Me siento genial. ¡Me lo estoy pasando estupendamente y además hay varios hombres atractivos que no dejan de mirarme! Por supuesto, yo sólo tengo ojos para mi mirado. Pero esta situación me hace sentir bien, ¡viéndome observada de esa manera! ¿Verdad?
Coach: Imagino que sí, ¡aunque yo no me pondría ese vestido corto negro! Esto suena muy atractivo, tu meta del peso ideal. Entonces, dime: ¿cuándo te ves a ti misma llegando a tu peso ideal?
Elena: Me gustaría alcanzarlo en seis meses. De hecho, me gustaría estar así para el 8 de diciembre. Es mi cumpleaños y me gustaría hacer una fiesta.
Coach: Esta meta: ¿cómo la encuentras de desafiante con tu ritmo de vida y tus circunstancias?
Elena: ¡¡Pufff!! ¡Muchísimo! Nunca logro acabar una dieta que empiezo, ni siquiera seguirla por un buen periodo de tiempo, y seis meses me parecen una eternidad, ¡lo quiero para mañana!
Coach: ¿Qué tal sería si mantuviéramos el 8 de diciembre como fecha para tu meta a largo plazo y tuvieras también otras metas más pequeñas a corto plazo?
Elena; ¿Como cuáles?
Coach: Bueno, ¿qué te parece si llegas a pesar 72 kilos en dos meses? De hecho, podemos poner una fecha, ¿te parece bien?
Elena: Sí, eso suena mucho mejor. Creo que sí que lo podría conseguir, sólo son cinco kilos.
Coach: Entonces, Elena, dime, ¿cuál es la realidad ahora mismo con respecto a tu peso? Quizá me puedes contar lo que comes normalmente cada día, ¿eh?
Elena: Está bien, pensarás que como igual que una cerdita. Me paso casi todo el día picando cosas. Por la mañana, desayuno con los niños y suelo tomar lo mismo que ellos, un zumo de naranja más unos cereales, ¡ah!, y una tostada con mermelada. Me encanta. Luego les llevo a la escuela y me marcho al trabajo, donde al llegar me tomo siempre un cafetito. Bueno, en realidad me suelo tomar un par de ellos, más o menos antes de la comida. Mi trabajo es un poco aburrido, casi todo lo que hago consiste en temas de administración, y ayudo a otros con archivos, papeleos, etcétera, así, que, a veces, me compro alguna chuchería, una chocolatina o una bolsa de patatas fritas. Así mato el tiempo también, mientras salgo a la tienda y vuelvo, además lo hago para otros en la oficina. ¡Con lo que todos están contentos! Luego llega la hora de la comida, y aquí es donde, posiblemente, coma mejor, pues muchas veces tan sólo como una ensalada, o algo ligero y sano. Después voy a recoger a los niños a la escuela y les doy la merienda, de la que suelo picar algo con ellos también, un bollito o algo así. Cuando llega la hora de que se acuesten estoy agotada. Mi marido suele llamar por las noches para asegurarse de que la casa sigue en pie, que no les ha pasado nada a los niños, o algo así. Luego ceno algo de queso con pan y un poco de fruta, con una coca-cola o un refresco, y a veces, no siempre, me tomo un vaso de leche caliente.
Coach: ¿Hay alguien más que piensa que tu peso es un tema importante o, cuanto menos, a tener en cuenta?
Elena: Sí, mis compañeras de oficina, siempre estamos hablando de ello todas nosotras. Normalmente, siempre hay una de nosotras que está haciendo alguna dieta o intentando algo nuevo. De hecho, ahora que recuerdo, mi marido también ha hecho algún comentario, no muy a menudo, pero sí que hace algún comentario irónico de vez en cuando. Él piensa que no soy capaz de hacer nada bien, siempre está llamando para ver si todo va bien, o si he hecho esto o aquello. Y si me pongo a dieta, me dice cosas como: «¿Otra vez?», con tono incrédulo. No me anima nada, aunque reconozco que lleva razón, pues ya lo he intentado varias veces.
Coach: Ya veo. Te quería preguntar: ¿qué has hecho entonces hasta ahora para lograr tu meta?
Elena: Bueno, aparte de intentar muchas dietas diferentes, no he hecho mucho más. Me apunté a un gimnasio, pero me cansé enseguida. Imagino que es que no encuentro ninguna razón que me motive a hacerlo.
Coach: Entonces, Elena, para que puedas conseguir tu meta, ¿qué obstáculos tienes que salvar?
Elena: Mira, me estoy empezando a dar cuenta de que utilizo la comida como excusa por el aburrimiento que tengo en el trabajo y en casa. Me siento como si estuviera envejeciendo antes de lo que debiera, o al menos, sin haber aprovechado mi vida. Cada noche me veo a mí misma sola cuidando a los niños, y mientras me da la impresión de que mi marido se lo está pasando estupendamente.
Coach: ¿Te cuenta él que se lo pasa estupendamente?
Elena: Por supuesto que no, él no me va a decir eso. De hecho, el fin de semana pasado me dijo que estaba cansado y que no sabía cuánto tiempo más podría aguantar este ritmo de vida, con su trabajo, y dijo incluso que le gustaría pasar más tiempo conmigo y con los niños.
Coach: Vale, entonces, veamos Elena, ¿cuál es el verdadero tema del que estamos tratando aquí? ¿qué es lo que tienes ahí dentro de tu «melón» que aún no lo has mostrado?
Elena: No, no creo que sea todo esto que te acabo de contar. Es mi vida entera, me siento sin ganas de nada, como que no valgo un pimiento, ¿sabes? Antes de tener a los niños, sentía que era alguien a quien valoraban y me valoraba a mí misma cuando tenía el trabajo como consultora financiera. Y además era buena en ello. Así es como conocí a mi marido, durante una reunión de trabajo. Hasta que un buen día tomamos la decisión de mudarnos a un chalé en las afueras de la ciudad y tener niños. Nunca me convenció la idea, era todo demasiado tranquilo para mí, pero cogimos todos nuestros ahorros y compramos una casa enorme y maravillosa, entonces sentí que nunca le podría decir a Javier que no era muy feliz ahí. Ojalá no nos hubiéramos ido nunca de la ciudad. Ojalá tuviera mi antiguo trabajo otra vez, pero las cosas han cambiado y ahora son más complicadas. Posiblemente tendría que empezar de cero, y no creo que pudiera hacer eso, y menos aún con los niños.
Coach: Bien, has tocado ahora varios temas y parece que hay dos asuntos principales aquí, uno el tema de la localización donde vives, y otro el trabajo que haces. ¿Quieres cambiar tu meta por otra nueva?
Elena: No, realmente no, me gustaría llegar a pesar 65 kilos el día de mi cumpleaños.
Coach: Está bien, entonces, si tu meta a largo plazo es la de estar en 65 kilos para el 2 de diciembre, ¿qué hay de tus metas a corto plazo?Elena: Sí, me gustaría estar en 72 kilos para primeros de agosto.
Coach: Eso está bien. ¿Hay algo que te impida llegar a esa meta en un par de meses?
Elena: Realmente sí, la casa y el trabajo. No tengo ninguna motivación para hacerlo cuando el resto de mi vida está de capa caída. Porque lo haría, ¿verdad? Quizá tendría que tomarme en serio estos dos temas, antes de intentar perder peso. Oh, perdona, antes de lograr el peso ideal.
Coach: Bueno, quizá podemos mirar a ver qué opciones hay, después de todo aún te gustaría llegar a pesar 65 kilos para el día de tu cumpleaños, ¿no?
Elena: Sí, claro que sí. Pero, ¿cómo lo voy a hacer si no tengo ninguna motivación? Acabaría dejándolo de nuevo y dentro de pocas semanas estaría donde estoy ahora.
Coach: Espera, Elena, espera. Te estás rindiendo y tirando la toalla antes de empezar, y si no paras ahora mismo volverás a caer en ese círculo vicioso que tú misma has descrito. Hemos dicho que íbamos a ver las opciones que hay, y antes de hacerlo ya estabas desanimándote.
Elena: Es cierto, perdona.
Coach: No pasa nada, por eso estoy aquí también, para hacerte reflexionar sobre lo que dices y estás haciendo. Yo no sé dónde vas a ir a parar, pero lo que si que sé es que tienes más recursos de los que crees, y yo confío en hacer que salgan a flote. Como dijo un amigo mío, vamos a «abrir el melón», tu melón, y ver qué pasa. ¿Te parece bien?
Elena: Sí.
Coach: De momento has identificado los obstáculos que tienes para lograr lo que buscas, y quién sabe qué más. Esto ya es un paso adelante, pues antes lo tenías ahí, escondido dentro de ti sin sacarlo afuera, ¿no crees?
Elena: Sí, es cierto, pero esto me da un poco de miedo.
Coach: Veamos, entonces, ¿qué podrías hacer para conseguir tus metas? Dilo y escríbelo rápido, sin pensar, tal y como te venga a la cabeza. Recuerda que esto no son decisiones que tienes que tomar, sino opciones que podrías tomar si quisieras. Venga, dime, como si estuvieramos tranquilamente en el famoso divan de los psicólogos :-).
Elena: Podría apuntarme a un club para adelgazar y a un gimnasio. El dinero no es problema, así que podría hacerlo.
Coach: ¿No dijiste antes que ya habías intentado esas cosas antes?
Elena: Sí, pero quizá ahora, con tu apoyo, se me den mejor. Podría también llevar a los niños andando al colegio, en lugar de llevarlos en coche, y dejar de tomar chucherías en el trabajo.
Coach: Bien, ¿qué más podrías hacer?
Elena: Supongo que otra de las opciones que tengo es hablar con Javier, contarle cómo me siento y ver qué dice él. Antes solíamos hablar mucho. De alguna manera, el habernos mudado a esta casa ha hecho que nos comuniquemos menos, e imagino que hemos estado muy ocupados los dos como para darnos cuenta.
Coach: Eso suena estupendo. ¿Alguna otra opción?
Elena: No, ninguna que yo pueda pensar ahora.
Coach: ¿Te gustaría saber alguna otra opción que yo pueda tener?
Elena: Sí, dime.
Coach: Vale. Tú has mencionado que el dinero no es ningún problema y que tu trabajo es muy aburrido. También me has dicho lo mucho que disfrutabas antes con tu trabajo como consultora financiera y lo buena que eras en tu profesión. Ahora, dime, si no hubiera ningún obstáculo para volver a ser consultora financiera, ¿te gustaría volver a hacerlo?
Elena: Sí, me encantaría. Pero sospecho que todo será muy diferente ahora, y que debería recibir cursos de formación para ponerme al día. Aunque pensándolo bien, siempre me ha gustado estar al día, y hacía algún curso de vez en cuando, por eso debía de ser tan buena. Seguro que lo volvería a disfrutar.
Coach: Entonces, ¿podría ser una opción averiguar qué te haría falta para volver a tu antigua profesión de nuevo?
Elena: Sí, podría serlo. De hecho me está gustando la idea y creo que voy a hacer eso, averiguar qué me hace falta para ponerme al día.
Coach: Está bien. Ya sólo nos quedan cinco minutos, así que, de las opciones que has mencionado, ¿cuál escoges para actuar?
Elena: Creo que lo primero es que hable con mi marido, y pienso que todo esto tomará aún más forma. De hecho, también le comentaré que voy a averiguar que necesito para retomar mi carrera anterior. Ya me estoy animando mucho sólo de pensarlo.
Coach: Bien, eso son dos cosas que suenan más como posibles que como hechos definitivos.
Elena: No, qué va, sí que lo voy a hacer.
Coach: Dime, en una escala del 0 al 10, ¿qué grado de compromiso puedes adquirir para llevar a cabo todo esto que estás diciendo?
Elena: Puedo ver que todo esto es algo que debo realizar si quiero alcanzar mi meta a largo plazo, e incluso a corto plazo. O sea, que es un 10, lo voy a hacer sin lugar a dudas. Desde luego, lo de averiguar cuestiones acerca de mi trabajo es algo que voy a empezar desde ya mismo. Hablar con mi marido, se las puede traer…, debo pensar cómo voy a enfocarlo. Yo diría que está en un 7 de tu escala.
Coach: ¿No dijiste que él te comentó que cada día estaba más cansado de no verte ni a ti ni a los niños nada más que los fines de semana y que le gustaría pasar más tiempo con vosotros?
Elena: Sí, se me había olvidado. Quizá, después de todo, los dos nos sintamos más o menos igual. Es posible, incluso, que sea más fácil de lo que pensaba hablar con él. Gracias por recordármelo.
Coach: No hay de qué. Y ahora, para no olvidarnos de lo que vas a hacer antes de nuestra próxima sesión, creo que sería una buena idea que lo escribieras. Así que quedamos en que, escríbelo por favor, primero, que hablarás con tu marido sobre cómo te sientes en esa casa tan apartada de la actividad de la ciudad, y segundo, vas a averiguar qué te hace falta para volver a retomar tu profesión anterior. ¿Correcto?
Elena: Correcto. Lo he escrito todo, pero he escrito también que no sólo le voy a decir a mi marido que no me gusta vivir aquí, sino que le voy a sugerir que nos mudemos.
Coach: Estupendo, ¡eso suena genial! Muy bien hecho, Elena. Envíame un correo electrónico si quieres, si no hablamos entonces la semana que viene a la misma hora.
Elena: Muchísimas gracias. Es como si supiera las razones desde hace mucho tiempo de por qué no he hecho nada para perder peso, y tú me has ayudado a verlo, o mejor dicho, a afrontarlo. Gracias.
Esto fue una sesión de coaching que recoge la esencia de este proceso. Elena continuó con el coaching varios meses más. Cada dos o cuatro semanas fue logrando sus metas a corto plazo. Consiguió un trabajo temporal de lo que buscaba, hasta que al final del coaching logró el trabajo que iba persiguiendo. Se mudó de casa a un lugar con más vida (para ella), compartió más tiempo con su marido y se esforzó para alcanzar su peso ideal, el cual casi, casi, logró para el día de su cumpleaños. Llegó hasta 67 kilos, pero acabó felizmente aceptando ese peso, pues se encontró muy bien consigo misma, reconociendo que su figura debía haber sufrido cambios naturales, pero que 67 kilos era muchísimo mejor que los 77 kilos que tenía antes. Varias cosas, pequeñas, pero importantes, fueron ocurriendo durante los meses que duró el coaching. Elena se sentía muy feliz y miraba hacia el futuro con muchísimo optimismo.
Este caso de coaching proviene del libro “Todo sobre el coaching ‘Abre el Melon’” de Christian Worth y Jose L. Menendez - Ediciones Aguilar. En el libro se dan varios casos reales de coaching donde se ven los beneficios que las personas obtuvieron, se explica lo que es y no es el coaching y las diferencias con otras terapias, mas se ofrece un par de procesos por si alguno desea comenzar a mover su vida con ellos.